(Tercer lugar)
PERRA VIDA
Jenny Santa Ana Hidalgo
El callejón se ilumina con las luces que va despidiendo el vestido de lentejuelas. Contoneo las caderas al ritmo candente de aquellas que conocemos la calle. Los tacones filudos van marcando los desacordes de mi vida perra, retumban en la noche avisando que el comercio de cuerpos se abre en la esquina. Una carterita de perlas en la mano, para llevar el lápiz labial color rojo furioso, los condones y los chicles de menta.
Hace frío, sólo un pañuelo baila distraído sobre mi cuello. Son las ganas de agarrar un buen cliente, hacer unos billetes pa’ pagar la luz lo que me amarra a ésta noche y resistir a los pacos, el hambre, el SIDA.
Maraca nací, nunca imaginé ser otra cosa. Aprendí a mover el culo paseando por el campamento, andar con la boca pintada…abrir las piernas. Supe desde muy chica calentarles la sopa a los viejos verdes, esos que se juntan en la plaza y se hacen los dormidos. Apenas me crecieron las tetas comencé el negocio, una moneda por mirarlas, dos por tocarles el cierre, un billete por una mamada, sin acabar “papito” que es más caro.
En esta puta vida cualquier maricón te pega o se cree tu dueño. Por eso yo la trabajo sola, a veces les bailo pilucha a los borrachines que no se la pueden pa’ un polvo; un meneo a los volaos a cambio de un pito relajante, que haga olvidar el dolor de los puñetes que me dio el cliente regalón. Él siempre paga bien pero golpea duro, después llora el muy hueón. Cuando lo consuelo y lo abrazo, me toca mientras va corriéndose una paja tímida meneando una cosa chica que da risa, debe ser por eso que me pega.
De pronto, una silueta aparece en la noche, se ve bastante bien cuando se acerca. Le doy una arreglada al escote, ensayo el andar musical, saco un cigarro y le digo: ¿Tenís fuego? ¿Andai solito? ¿Vamonos por ahí? Aprovecha, mira que ando de oferta. Si querís vamos pa’l fondo, el callejón está oscurito… contra la muralla no más si soy gimnasta. Finjo que me gustan sus besos, que sus manos me calientan. Con sorpresa fingida afirmo que la tiene igual a los negros, toda una anaconda. Apuro el meneo adornándolo con quejidos de profesional, así terminará luego y no me dejará el poto rasmillado con tanto azote contra los ladrillos.
¿Hacer el amor? Ha pasado demasiado tiempo como para recordar cuándo o con quién fue la última vez que lo hice. Antes o después todos te usan, mienten y se limpian en una. Que soy puta, sucia, basura, una plasta. Por eso, trabaje o no, siempre uso tacos aguja. Así con cada paso que doy imagino que le voy reventando las bolas a todos los hueones. Porque una perra huacha, suelta y quiltra soy, pero orgullosa señor. Orgullosa.
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